La relación entre el olfato y el bienestar

El sentido del olfato es uno de los sentidos más complejos que tiene el ser humano. Su estructura, funcionamiento y relación con el resto del cuerpo lo han hecho sujeto de múltiples estudios en el campo de la medicina, psicología y neuropsicología.

El cuidado y la preservación del sentido del olfato, así como de la nariz, es particularmente importante, puesto que es el único sentido químico que tiene acceso directo al cerebro y que su órgano principal (la nariz) constituye el único lugar externo de nuestro cuerpo donde el Sistema Nervioso Central está directamente expuesto al ambiente.

Las implicaciones que tiene la capacidad de detectar olores en los seres humanos son múltiples, y abarcan desde la capacidad de detectar situaciones peligrosas y escapar (Por ejemplo, percibir el olor a quemado por un incendio) hasta en los recuerdos que almacenamos, el estado de ánimo, las emociones y la dieta de una persona. 

Son muchos los estudios que hoy demuestran cómo el olfato incide directamente en el bienestar físico y emocional de una persona, y es que se reconoce que este sentido es capaz de generar conexiones neurológicas que luego se traduzcan en placer, tras la detección de aromas que suelan asociarse a recuerdos felices.

Por otro lado, cuando la capacidad olfativa está afectada, también incide en la percepción del gusto de una persona, puesto que el cerebro no es capaz de incorporar la información proveniente de los receptores del gusto y del olfato al Sistema Nervioso Central. Esta condición afecta directamente el apetito de una personas y por ende su alimentación y dieta.

Muchas personas que ha sufrido la pérdida del olfato por un tiempo prolongado también han reportado, como consecuencia,  síntomas de depresión, ansiedad y aislamiento.

Actualmente son muchas las evidencias que demuestran no sólo lo importante que es el olfato en nuestras vidas cotidianas, sino también lo relevante que es para el bienestar físico y emocional de una persona.